La conmemoración anual del Día del Mar ha dado lugar al nacimiento de una importante plataforma conformada por diplomáticos de carrera e internacionalistas quienes a partir de la asunción al mando del país del Movimiento Al Socialismo (MAS), en 2006, fueron sistemáticamente marginados del servicio exterior y suplantados por improvisados militantes dentro la Cancillería y en las embajadas y consulados en el extranjero. Bautizada como Democracia en Desarrollo (DenD), el grupo de una quincena de ciudadanos bolivianos radicados en La Paz, Santa Cruz y en las importantes capitales del mundo, lejos de ser un grupo de presión sindical, pretende constituirse en el think-tank (centro de pensamiento) acerca de los más acuciosos temas de la política exterior, cooperando en la elaboración de posiciones estatales coherentes con las necesidades de la nación, aptas para enfrentar los desafíos del nuevo orden internacional que con inesperados giros está recientemente en reconstrucción.
DenD critica abiertamente la denominada “diplomacia de los pueblos” que en los últimos 20 años ha servido de confusa etiqueta para alejar al Estado Plurinacional de su natural área de influencia y someterlo a ese exótico vasallaje del eje Moscú-Pekín-Teherán, que poco o ningún beneficio deja al país.
DenD “llama a reposicionar el papel que le corresponde a Bolivia en la región mediante una política exterior independiente, autónoma, democrática, plural y respetuosa del derecho internacional, y a evaluar las relaciones exteriores en términos de intereses económicos y de seguridad”.
Por otro lado, DenD culpabiliza a la gestión masista de las derrotas sufridas en la Corte Internacional de Justicia, a propósito de la causa marítima y de las aguas del Silala, y demanda una rendición de cuentas de los culpables por el daño causado. Este último punto parece haber sido recogido prontamente por el actual Gobierno, cuando en el discurso presidencial por el Día del Mar, se anunció el inminente cierre de Diremar (Dirección de Reivindicación Marítima) y, lo que es altamente sugerente, la decisión de evaluar las derrotas diplomáticas antes aludidas ante el tribunal de La Haya. DenD espera que “el discurso del Presidente se traduzca en acciones concretas… que también establezca responsabilidades sobre quiénes impulsaron o provocaron los procesos que resultaron en esas dos derrotas”.
Finalmente, DenD, “invita a los candidatos a la Presidencia de Bolivia a pronunciarse sobre los temas de la agenda exterior boliviana, asunto de máxima importancia a la hora de encarar el futuro del país” ante la proximidad de las elecciones programadas para el 17 de agosto de 2025.
Aparte de la hoja de ruta que se ha trazado, DenD debería abocarse a la elaboración de un fresco pensum curricular para cuando el nuevo gobierno decida reabrir la Academia Diplomática, abruptamente decapitada durante el doble decenio pasado, además de impulsar la vigencia del escalafón diplomático en el marco de la ley del servicio exterior apropiadamente modernizada.
Carlos Antonio Carrasco